A través de programas que fomentan la capacitación, el acceso a financiamiento, la sostenibilidad ambiental y la inclusión social, las empresas pueden generar un impacto positivo y duradero en la vida de miles de productores rurales. Estos esfuerzos no solo benefician a las comunidades agrícolas, sino que también contribuyen al desarrollo económico del país y a la construcción de un modelo de producción más sostenible y equitativo.
La RSE en el sector agrícola también ha impulsado proyectos de sostenibilidad ambiental, como la reforestación y el manejo eficiente del agua.





